sábado, 6 de abril de 2013

Lluvias

Caer en la cuenta de que no eres más que eso por lo que tanto has luchado no ser: un Ego grande y fuerte a cuyo paso no deja más que desolación. Me gusta pensar que tanta lágrima no es más que ese fantasma disolviéndose como un azucarillo en un vaso de agua.

Así que, mientras quede un cachito, seguirá lloviendo, y aunque nunca llueva eternamente, y sea consciente de que tras las nubes hay un sol radiante que no pierde un ápice de esplendor, desde abajo solo queda el propio Atanor donde transformar el plomo en oro. Materiales: Ser, suero salino (en abundancia y preferentemente en forma de lágrima, más apropiada esta forma para el trabajo en cuestión), Vacío...

He roto el vaso de precipitados en tantas ocasiones ya, que tengo cuenta abierta en el colmado. El dependiente, un anciano que me recuerda a esos sabios iletrados, me sonríe cuando llego. En cuanto aparezco, una sonrisa torcida que deja al descubierto una boca sin dientes, me hace dudar entre si es un gesto de burla o conmiseración. La última vez, me sacó de dudas: «hijo mío, hoy en día es algo que ya nadie intenta». Y señaló el cielo, un precioso y oscuro cielo nublado. No dijo más. Fue suficiente. Me dio el coraje, el empujón que requería para no decaer en mi tarea.

Pero sigo sin saber como hacerlo. Miro al cielo y sé que está ahí, tras esa masa vaporosa de nubes, agua y deseos. He intentado disolverlas, volverme nube y poder disfrutar de su fulgor, arrastrarlas hacia otros parajes, elevarlas de tal modo que jamás vuelva a existir nada entre su luz y mi alma...

Sé que está ahí. A pesar de los cúmulos de nubes, la lluvia, el frío y la desolación... Pero tengo que ser sincero, lo que no está, es la capacidad para elevarme tan alto, para que pueda sentirlo presente en mi vida sin descanso, y a pesar de los días lluviosos.

Qué curioso. Mientras escribes esto, ser consciente de que no todo podrá ser disuelto, que para un trabajo completo, necesitarás lo contrario a la dulce humedad de una lágrima salada. El fuego abrasador de ese Sol que al menos por ahora, te resulta tan esquivo.