sábado, 8 de junio de 2013

Caracolas

Cierras los ojos, y por un momento, pierdes la certeza de saber donde estás. Hace un momento creía estar sentado a la orilla de un río, al menos, eso me decían mis experimentados ojos. Mis oídos, me recordaban aquella lejana tarde, de huida y dolor. Me he sobresaltado, esperando ver el mar donde nunca debí oírlo. Eran las cañas. Mecidas al viento, recordando en su movimiento, vaivenes soñados, lejanos, inolvidables. Su sonido, el de las olas rompiendo a mis pies, valerosas, altivas, desafiantes, claro recordatorio de lo que nunca fui, y de lo que ya aquel día solitario aprendí.

Creí no poder llorar más. Iluso. Ahora se que sí que puedo. Me lo han dicho tus alas, blancas, puras, inmaculadas, de mariposa, acompañándome en el camino...